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Con la adarga al brazo
Apareciste en la mitología de mi amor
De la mano de mi madre,
Con un acento raro y una boina tornasol…
Un día me contó que ya no estabas y se le quebró la voz.
Aprendí tu diario y tus mañas de orador
Como la biblia moderna.
Y con Ché Comandante y la suite de las Américas
Ya completé el rosario y el Avé María de mi religión.
Guevara, tú vuelves al camino con la adarga al brazo,
Pintado en los pulóveres de los muchachos
O vigilante desde la pared.
Por eso, te llevo en mi cartera como un buen resguardo
O como la casera estampita de un santo
Para que me proteja y me jale las orejas si algún día malo
Me olvido del Ché.
Tus hijos comieron del mismo pan que comí yo,
Fuimos al mismo colegio,
Viviste con el pueblo en su misma condición,
Por eso estás al lado de Camilo y a la izquierda de Changó.
Y a los que te utilizan como tema del sermón
Y hacen todo lo contrario,
No les permitiremos más discursos en tu honor
Ni que usen tu retrato
Si van a predicar lo que no son.
Guevara tú vuelves al camino con la adarga al brazo,
Pintado en los pulóveres de los muchachos,
O vigilante desde la pared.
Por eso, te llevo en mi cartera como un buen resguardo
O como la casera estampita de un santo,
Para que me proteja y me jale las orejas si algún día malo
Me olvido del Ché.
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