El día martes 2 de los corrientes, aproximadamente a las siete de la noche, las religiosas Dorothy Koesel (Ursulina) y la trabajadora social Jean Donovan regresaban del aeropuerto "El Salvador" de recoger a las religiosas de la orden Maryknoll, Ita Ford y Maura Clark, cuando fueron detenidas habiendo desaparecido desde esa fecha.
El vehículo en que se conducían apareció al día siguiente en el trayecto entre el citado aeropuerto y el puerto de La Libertad, quemado a la orilla de la carretera litoral, Km. 41. El día jueves por la madrugada, fueron encontrados los cadáveres de las cuatro misioneras brutalmente asesinadas y con señales de vejaciones y torturas, y fueron enterradas por vecinos a inmediaciones del lugar conocido como Hacienda San Francisco, Cantón Santa Teresa jurisdicción de San Juan Nonualco, Departamento de La Paz.
Es de notar que a poca distancia de donde se encontró el citado vehículo poco tiempo antes de que pasaran por allí las misioneras se encontraba un reten de cuerpos de seguridad el cual había detenido anteriormente dos vehículos con otros sacerdotes y monjas.
El acta de reconocimiento médico de los cádaveres hace constar que la causa directa de la muerte fue las lesiones de bala que las cuatro presentaban en la cabeza y con la inflamación en sus órganos genitales, sin ropa interior.
Ante estos hechos gravemente violatorios de los derechos humanos se considera: que estos hechos criminales se enmarcan en un proceso creciente cualitativamente y cuantitativamente punible de violación a los más elementales derechos humanos de nacionales y extranjeros, agrediendo ilegítimamente los derechos de un pueblo basándose en la indefensión de la mayoría de las víctimas y con los agravantes de premeditación, alevosía e insanía característicos de la impunidad y libertad de acción de que gozan los autores materiales e intelectuales de esas violaciones.