La condena del independentista puertorriqueño Oscar López Rivera,
encarcelado en Estados Unidos desde hace 35 años, fue conmutada el
martes por el presidente, Barack Obama, por lo cual expirará el próximo
17 de mayo, según reportan medios de prensa citando a una fuente de la
Casa Blanca.
Una conmutación u ofrecer clemencia es sustituir un castigo impuesto,
por otro menos grave. Mientras que un indulto es un perdón total o
parcial de una pena dictada por un tribunal. Tanto la conmutación como
el indulto son decisiones que puede tomar un presidente o gobernador de
un país, detalla el diario puertorriqueño El Nuevo Día.
Obama anunció además la conmutación de 208 sentencias, entre ellas
compensó lo que resta de la condena penal de Chelsea (Bradley) Manning,
analista de inteligencia del Ejército. Manning fue condenada por la
filtración en el 2010 de miles de documentos que revelaron actividades
militares y diplomáticas de Estados Unidos en todo el mundo y volvieron
famoso a WikiLeaks.
La orden de liberación se dio en la tarde de este martes. Su abogada
Jan Susler confirmó a la prensa que él estaba «muy agradecido por la
solidaridad y el amor que le han brindado durante estos 35 años».
De acuerdo con Susler, la justicia se impuso después de un largo y
complejo camino. «Tuve el privilegio de decírselo yo misma, Oscar es un
hombre de paz y estuvo muy pacífico, recibió la noticia con alegría y
mucha gratitud», dijo.
El prisionero 87651-024 – quien durante los últimos años ha estado
encarcelado en la prisión de Terre Haute (Indiana) y ha cumplido 35 años
en prisión—, quedaría en libertad en cuatro meses.
López Rivera, nacido en 1943 en Puerto Rico, es un líder
independentista de su país natal. Es veterano de la Guerra de Vietnam,
en la que fue condecorado por su valor en combate.
Al regresar a Chicago se integró a la lucha por los derechos del
pueblo puertorriqueño y participó en actos de desobediencia civil y
militancia pacífica.
En 1976 se integró a la lucha clandestina en favor de la
independencia de Puerto Rico como miembro de las Fuerzas Armadas de
Liberación Nacional (FALN). En 1981 fue capturado por el Buró Federal de
Investigaciones (FBI) acusado de «conspiración» y por su militancia en
las FALN.
Al momento de su captura reclamó para sí la condición de «Prisionero
de Guerra», amparado en el protocolo primero de la Convención de Ginebra
de 1949. El protocolo de ginebra ampara a Oscar López por ser una
persona detenida en conflicto y lucha contra la ocupación colonial.
Washington
no reconoció la exigencia de López Rivera y lo condenó a 55 años de
prisión, tras un supuesto intento de fuga, la sentencia aumentó a 70
años de cárcel, 12 de los cuales los purgó ya en aislamiento total.
El expresidente estadounidense William Clinton en 1999 le ofreció un
indulto condicional. La oferta fue ofrecida a 13 miembros que aceptaron,
pero López Rivera la rechazó porque para él ello incluía la condición
de cumplir diez años más en la cárcel con buen comportamiento.
«Nunca, ni en Vietnam ni en la calle dejé a nadie atrás. Se me hizo
difícil sabiendo que podía salir primero que ellos. También en diez años
adicionales de cárcel no podía cometer ninguna infracción y en la
prisión uno nunca sabe lo que el carcelero puede querer hacer», le dijo
en el 2013 al diario puertorriqueño El Nuevo Día.
A su vez, la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, indicó que ya
el municipio prepara los arreglos para el recibimiento de López Rivera.
«Voy a firmar una orden ejecutiva mañana para hacer un día de júbilo
en el municipio de San Juan el lunes, así que se extienden las fiestas
de la calle San Sebastián teóricamente, pero es un día de júbilo y de
regocijo», sentenció Cruz.
CAUSA COMÚN
Líderes de todo el mundo, así como organizaciones de derechos
humanos, han exigido la liberación de Oscar López Rivera. El 18 de junio
del 2012, el Comité de Descolonización de la ONU aprobó una resolución,
promovida por Cuba, en la que pedía reconocer el derecho a la
independencia y autodeterminación de Puerto Rico e instaba a la
liberación de los independentistas prisioneros en Estados Unidos.
Al conocerse la noticia Granma dialogó con el Héroe cubano Gerardo
Hernández quien destacó el ejemplo del patriota puertorriqueño, que
«sirvió de inspiración a los Cinco».
«Hoy podemos celebrar. Sabíamos que su pena era larga y que había
estado preso mucho más tiempo que nosotros. Si Oscar no flaqueó,
nosotros tampoco podíamos hacerlo. Nos alegramos por él y sus
familiares», señaló.
Su compañero de lucha, René González, calificó el indulto a López
Rivera como «un acto de justicia tardía, y la justicia tardía nunca es
justicia, pero es una manera de poner fin a un daño innecesario y
absurdo que se le hizo a un hombre solamente por tener dignidad».
Le deseo a Oscar todo lo mejor, sé que lo esperan con mucho amor su
hija, su familia, su pueblo boricua, y estoy seguro que va a ser una
fiesta que merecen todos los que pidieron su liberación, afirmó.
René señaló además que el Imperio siempre consideró al puertorriqueño
un ser inferior por ser de nuestros pueblos, a los que el Norte
revuelto y brutal desprecia, pero que le demostró a los fiscales, a los
carceleros y al gobierno norteamericano que era muy superior, mucho más
digno y por eso se ensañaron con él.
Kenia Serrano, presidenta del Instituto Cubano de Amistad con los
Pueblos (ICAP) envió su mensaje de alegría y júbilo y señaló que la
unidad del pueblo puertorriqueño para alcanzar el excarcelamiento de
López Rivera sea también un impulso para seguir en la lucha mayor por la
independencia plena del país caribeño.
Por su parte, Eduardo Villanueva, expresidente del Colegio de
Abogados de Puerto Rico, manifestó a Granma vía telefónica estar
profundamente agradecido de su pueblo por la unidad, constancia y valor
demostrado en la lucha por la liberación de un compatriota que lo dio
todo por su país. Agradeció en especial a países latinoamericanos como
Cuba, Nicaragua, Venezuela y otros que hicieron mucho y acompañaron la
causa del boricua.
El abogado sostuvo asimismo que Oscar López Rivera forma parte de los
hombres y mujeres que dan lecciones al ser capaces de darlo todo por un
ideal de justicia.