¡Plantón contra la impunidad! Una vez más, todos frente a Catedral Metropolitana. ¡La justicia no es cosa del pasado! ¡JUVENTUDES EN DEFENSA DE NUESTRA MEMORIA HISTÓRICA!
Desde principios del mes de octubre, cuando Mons. José Luis Escobar Alas decidió ponerle fin al trabajo que venía realizando la oficina de Tutela Legal del Arzobispado de San Salvador a favor de las víctimas de graves violaciones a derechos humanos desde que fue fundada en 1982, diferentes organizaciones defensoras de los derechos humanos y expresiones juveniles nos hemos mantenido vigilantes y en alerta por el evidente riesgo que corren los miles de documentos que conforman el histórico archivo de la institución.
Como expresión de la sociedad civil, y sobre todo de las víctimas y del pueblo salvadoreño, manifestamos nuestra profunda preocupación y enérgica condena por el accionar del Sr. Fiscal General de la República, Luis Martínez, al girar instrucciones a sus agentes para allanar las instalaciones de Tutela Legal y apoderarse de los archivos.
Es profundamente lamentable el proceder del Fiscal, tanto por la actitud de prepotencia con que ha sostenido su posición, como por la falta de claridad sobre el destino de los documentos, que forman parte del memorial histórico salvadoreño.
Repudiamos la decisión del Fiscal General, y demandamos que se lleve el proceso con apertura, claridad y transparencia. Además, estimamos urgente e indispensable que tanto el Fiscal como el Arzobispo permitan que la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos cumpla su labor como garante de que los archivos permanecen a salvo, que no han sido modificados o desaparecidos, y que pueden ser resguardados.
Firme y decididamente, manifestamos que NO DEPONDREMOS DE NUESTRA DEMANDA DE JUSTICIA PARA LAS VÍCTIMAS Y DE RESGUARDO A LOS ARCHIVOS hasta que no hayamos garantizado que tanto el Arzobispado como su comisión, la FGR, la Asamblea Legislativa y el Órgano Ejecutivo estén cumpliendo debidamente con su responsabilidad de darle protección a los archivos, no como propiedad de la Iglesia sino como patrimonio del pueblo.
La lucha de la gente por la justicia, la memoria, la verdad y la reparación a las víctimas no es una lucha del pasado, es una deuda que tenemos con el futuro, y que urge subsanar en el presente.