CONTRA LA IMPUNIDAD

“(…) un ejemplo claro del rechazo de las conclusiones de la Comisión de la Verdad lo constituyó la aprobación de una amplia ley de amnistía pocos días después del Informe de la Comisión. La celeridad con que esta ley se aprobó en la Asamblea Legislativa puso de manifiesto la falta de voluntad política de investigar y llegar a la verdad mediante medidas judiciales y castigar a los culpables”.
Kofi Annan, en su balance final del llamado proceso de paz salvadoreño"

lunes, 26 de julio de 2010

A 35 AÑOS DE LA MASACRE DEL 30 DE JULIO

Con el permiso del TONY, reproducimos un post de su muro en facebook
A 35 AÑOS DE LA MASACRE DEL 30 DE JULIO:
En julio siempre es 30, no hay que “U”lvidar
Por: Tony Peña.

Bajo las oscuras sombras de la historia se cobijan cautelosamente hechos sangrientos, invisibilizados por la censura y la “Inteligencia de Estado”. No sé si les taladre el oído el nombre Tiananmen o quizá la masacre de Tlatelolco, llamada también Matanza de la Plaza de las Tres Culturas. Si es que la memoria no les brinca una mala jugada, hablar de esos nombres es ubicarnos del lado de los masacrados, y para variar, del lado de estudiantes indefensos, desarmados y con sus duendes de libertad al hombro. Esos nombres me recuerdan meridianamente que aquel viernes 25 y martes 29 de julio a inmediaciones del mítico Parque Colón en Santa Ana, las fauces del odio se abrieron para cerrar esperanzas, los estudiantes fueron reprimidos cobardemente.
El caso Tiananmen es simbólico y sorprendente tanto por la culpabilidad como la responsabilidad, fuentes vinculadas a organizaciones defensoras de los derechos humanos de la República Popular China, alegan el asesinato de más de tres mil estudiantes desarmados, a manos del Ejército Popular de Liberación en un frío y penetrante invierno de aquel 4 de junio de 1989. Aunque la CIA, habla de entre 400 a 800 asesinados. Lo simbólico y sorprendente es por el sistema de gobierno de China Comunista, que ahora en estos días, ya no sería tan sorprendente ni simbólico, digo.
Más cercano a nosotros, al norte, el caso de Tlatelolco. El movimiento estudiantil fue reprimido a manos de las hordas del ex-presidente mexicano Gustavo Díaz Ordaz. Los informes de esa masacre son recelosamente resguardados por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), algo así como la ex Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) o el actual Organismo de Inteligencia del Estado (OIE). De la manera más sangrienta, alevosa y cínica ese fatídico 2 de octubre fueron segadas las vidas de entre 150 y 300 estudiantes indefensos, armados solamente con lápices de colores marca Berol y lapiceros Bic, que no sabían fallar y los anunciaba Cantinflas.
Nuestra historia como pueblos latinoamericanos es bien parecida, y no por guapa sino por asesina. Esos dos casos de los que he venido rumiando, por si acaso, son sólo para rememorar o quizá rendirles un ínfimo homenaje a Los Mártires del 30 de julio de 1975 en El Salvador, el país de la sonrisa y de los amos de la extorsión, el narcotráfico, el secuestro y la renta.
Les contaba del Parque Colón, el 25 de julio de 1975. Los estudiantes del Centro Universitario de Occidente, hoy Facultad Indisciplinaria de Occidente, se aprestaban a celebrar su tradicional Desfile Bufo el 26 de julio, el día principal de las Fiestas Julias. Por supuesto, que ese desfile no le caía en gracia y mucho menos no le cabía en el cerebro del tamaño de un grano de mostaza, y esto que lo tenía hinchado, del gobierno del eximio- léase fonéticamente y no desde la óptica semántica- Coronel Arturo Armando Molina, que unos “bichos” chabacanes, lerfios, pendencieros y violadores de las sagradas tradiciones se burlasen de su democrático y endemoniado gobierno; así es que les reprimió con “definición, decisión y firmeza”.
También protestaban los susodichos jayanes, por la intervención militar de su casa de estudios o sea de su Alma Máter. Este hecho represivo para la Guardia, la PH y la PN fue una especie de aperitivo, ya que el plato fuerte estaba por venir: “La masacre del 30 de julio”. Podemos decir, entonces, que esa represión en Santa Ana fue un antecedente de los posteriores aconteceres en la capirucha de El Salvador, precisamente en la ex 25 Avenida Norte.
El miércoles 30 de julio en la sede central de la Universidad de El Salvador-y no La Nacional, porque huele a policía de aquella época- los compañeros estudiantes organizaron una manifestación pacífica en protesta de los sucesos en Santa Ana, la Bella, (risita, no se enoje).Los estudiantes también reivindicaban la autonomía universitaria, la reivindicación estudiantil, del obrero, el campesino y del pueblo en general…
Ese 30 de julio histórico, había nubarrones esparcidos y amenazantes en el cielo oscuro de la capital; más de 2000 personas entre docentes, estudiantes universitarios y de secundaria se dispusieron a marchar por las calles acribilladas por la dictadura militar; las columnas salieron desde el parqueo frente a la Facultad de Derecho; todo era algarabía: las pancartas, las consignas, los megáfonos, el gorila o simio vestido de militar…entusiasmo, esperanza y protesta, todo se conjugaba en alegría. La frase célebre: Qué joden los de la “U”, tuvo un significado inefable y dantesco antes de concluir la jornada, no llegaron a la Plaza Libertad, algo sucedió, como si a los dioses bienhechores se les pasó por alto esa tarde, no se dieron cuenta, se les paró el reloj y durmieron como lirones emborrachados con Tick Tack o el guaro de Chepe Toño, el espíritu de los salvadoreños.
El viejo reloj del Hospital Rosales marcaba las cuatro de la tarde. Las columnas de sediciosos y facinerosos, según los medios escritos y radiales de antaño y que luego,luego fueron los cimientos del COPREFA, se acercaban al puente a dos niveles sobre la 25 Avenida Norte. Los vehículos blindados conocidos vulgarmente como tanquetas, hacen su aparición; parecía que los tripulantes se enfrentarían a un ejército regular; supongo que tenían miedo porque del otro lado les dispararían ráfagas de mariposas y libélulas de justicia, disparos de sueños e ideales capaces de doblegar al ejército celestial o a la mismísima Santa Alianza, pero se jodieron, por que los compas respondieron con su voz,con disparos de flores y un trueno de rabia que les rozó el corazón. Ellos con armas modernas y equipo de gases lacrimógenos: El fusil de asalto G3 alemán con cadencia de fuego de 500 a 600 disparos por minuto o tiro a tiro, culatín rígido o retractil, calibre 7.62x51mm, alcance máximo 3,700 mts; los muchachos, con algunas mechudas, uno que otro “miguelito” y tres piedras y un tetunte: Las mechudas de fabricación casera, hierro corrugado de media, forro de papel de china, colores según el gusto de cliente de preferencia rojo-negro, amarillo-rojo o el rojo-blanco, también servían para las cachiporras que acompañaban la marcha.
Los muchachos callaron, los megáfonos también; una lluvia de balas roció sus cuerpos y sus miradas, quizá como un gesto de valentía y atrevimiento expusieron sus pechos como corazas medievales, uno a uno fueron cayendo heridos unos y muertos, otros. La retirada no se hizo esperar, era una especie de estampida o desbandada que reflejaba una sola cosa: El instinto de sobrevivencia. La altura del puente a dos niveles no importó, ponerse a salvo era la consigna; huesos rotos, lamentos, llantos y furia, furia retenida en las entrañas dolorosa e impotente.
El recuento final, según el Universitario, Época XIII, No.9 de fecha 30 de julio de 2009: “Se habla entre 25 a 37 o 50 asesinados entre estudiantes, médicos del ISSS, trabajadores de la periferia” y transeúntes, número no registrado de desaparecidos, número de capturados no determinado, números de heridos no definido. Sueños rotos, incontables; ideales truncados, infinitos; futuros milicianos, varios; brazos para la lucha ochentera, un par de miles de cientos; cerebros, muchísimos; neuronas acicaladas de entusiasmo para planear la táctica y la estrategia, millones.
Los nombres de la mayoría los protagonistas cabalgan por las vaguadas del olvido. Existen muchos que están en la memoria. Como dato curioso, el nombre Carlos Alberto Fonseca aparece como desaparecido en esa masacre del 30 de julio; leyendo el testimonio “Los días de la Selva” del guatemalteco Mario Payeras, aparece el nombre de un miliciano de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URGN): Carlos Fonseca; el otro Carlos, Carlos Fonseca Amador,el nicaragüense, como se sabe, fue uno de los fundadores del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN)
Nota a parte y a manera de “agradecimiento: In vita, amico” a esos muchachos valientes y consecuentes del INFRAMEN, que fueron parte de esa gesta que terminó en tragedia. Eran unos niños de entre 15 y 17 años, pero con temple de grandes, fueron capaces, incluso, de ofrendar sus valiosas vidas en un intento de aliviar un poco las circunstancias históricas y difíciles del pueblo salvadoreño.

!!30 DE JULIO, NUNCA MÁS¡¡

!!Compañeros mártires del 30 de julio, Hasta la victoria, siempre¡¡

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Desde el Municipio de Santa Ana, El Salvador, PEDIMOS...


Al Concejo Municipal de Santa Ana: reivindiquen la memoria de nuestras víctimas... reconstruyan su monumento...

Monumento a las victimas civiles del conflicto

Monumento a las victimas civiles del conflicto
Las víctimas civiles de la guerra viven en nuestra memoria con la fuerza de la verdad, muchas veces oculta por sus propios asesinos, que permanecerán escondidos a la sombra de la impunidad...Solo la verdad y la justicia podrá llevarnos hasta el perdón y a la tan ansiada reconciliación...El horror que aquí vivimos no lo debemos olvidar, para que las futuras generaciones no repitan los errores de nuestra sociedad. Santa Ana, 25 de julio de 2007 (esta es la leyenda que rezaba la placa destruída en el monumento a las víctimas civiles del conflicto)
Ubicado en Carretera de Santa Ana hacia Metapán, cercano a la frontera con Guatemala. La construcción de monumentos a las víctimas es una forma de reparación moral, un Derecho a la Memoria, un compromiso de no repetir los crueles errores...
A menos de un año de construído, fue destrozado parcialmente, incluyendo la placa de bronce colocada con la leyenda. Es por tal razón que pedimos acompañemos este repudio moral, a quienes lo hicieron....
Ahora nuestra denuncia es por que las autoridades municipales de Santa Ana no han querido reconstruir el monumento... nuestro monumento.... aún cuando hay un convenio en el cual es responsabilidad de la comuna dar el mantenimiento.