CONTRA LA IMPUNIDAD

“(…) un ejemplo claro del rechazo de las conclusiones de la Comisión de la Verdad lo constituyó la aprobación de una amplia ley de amnistía pocos días después del Informe de la Comisión. La celeridad con que esta ley se aprobó en la Asamblea Legislativa puso de manifiesto la falta de voluntad política de investigar y llegar a la verdad mediante medidas judiciales y castigar a los culpables”.
Kofi Annan, en su balance final del llamado proceso de paz salvadoreño"

viernes, 31 de julio de 2009

El 30 de julio en la memoria de la comunidad universitaria



El 30 de julio en la memoria de la comunidad universitaria
Por: Ana María Campos
Fotografías: Ederson Sibrián
Cristóbal Arévalo



Desde 1975, el 30 de julio forma parte de la memoria colectiva de los universitarios. Este 2009 se cumplirán 34 años de la masacre estudiantil. Los estudiantes universitarios fueron reprimidos y muchos de ellos asesinados cuando realizaban una marcha en protesta por la intervención militar del Centro Universitario de Occidente.
Según Ricardo Argueta, Director del Instituto de Estudios Históricos Arqueológicos y Antropológicos de la UES, el 30 de julio forma parte de la identidad universitaria. “Creo que está más abocada a los acontecimientos sucedidos a los estudiantes y por eso quizá cobra más relevancia. En lo que se hace énfasis es en la represión de ese 30 de julio y quienes mantienen vivo ese recuerdo es el estudiantado”.
Antecedentes
El 25 de julio de 1975, el ejército intervino el Centro Universitario de Occidente. Los estudiantes se preparaban para salir en un desfile bufo el día 26 de julio.
“Era una tradición que se hacía durante las fiestas patronales de esta ciudad. Los militares irrumpieron, golpearon y capturaron a muchos estudiantes lo que dio lugar a numerosas protestas, una de ellas y la más importante se produjo el 30 de julio”, se explica en el libro 25 años de estudio y lucha.
En protesta por la intervención militar, el 30 de julio de 1975, los universitarios organizaron una marcha estudiantil que salió del estacionamiento de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales hacia el parque Libertad. La marcha nunca llegó a su destino. Los estudiantes universitarios y de secundaria fueron masacrados en las inmediaciones del puente a dos niveles, ubicado en la 25 Avenida Norte, ahora calle Mártires del 30 de julio.
30 de julio de 1975
En el periódico Voz Popular, de la tercera semana de agosto de 1975 se describe lo siguiente: “pertrechados de armas modernas, equipo de gases lacrimógenos y vehículos blindados, contingentes de la Guardia Nacional, Policía de Hacienda y Policía Nacional masacraron el día jueves 30 a una manifestación pacífica de estudiantes de secundaria y universitarios que desfilaban para protestar por el allanamiento del Centro Universitario de Occidente y el atropello de estudiantes que los mismos cuerpos habían cometido los días viernes 25 y martes 29 en la ciudad de Santa Ana”.
No existe un dato exacto sobre el número de personas que fueron asesinadas ese 30 de julio de 1975. El periódico Voz Popular reportó más de 50 muertos. “Entre los que se incluyen médicos del Hospital del Seguro Social y trabajadores de los lugares adyacentes que fueron alcanzados por las balas que los valientes agentes de los cuerpos de seguridad lanzaban a diestra y siniestra contra los estudiantes que portaban como armas su inquietud juvenil y la exigencia de que se respete la autonomía universitaria maltrecha ya por la intervención gubernamental”.
La Defensoría de los Derechos Universitarios de la Universidad de El Salvador en un informe sobre la masacre del 30 de julio de 1975, sostiene que hubo un aproximado de 37 muertos y desaparecidos (no se determina la cantidad).
Contexto político
Hacia 1970, El Salvador atravesaba por un período de intensa convulsión política. En 1971 ANDES 21 de junio realizó la segunda huelga nacional. Ese mismo año, se inician las acciones armadas de las organizaciones político-militares y con ellas inicia la lucha armada en el país. El 19 de julio de 1972, a escasas tres semanas de asumir el poder el Coronel Arturo Armando Molina, la Universidad de El Salvador fue atacada. La institución permaneció cerrada por dos años.
Los años previos a la masacre del 30 de julio están marcados por el auge del movimiento popular.
Según Ricardo Argueta, “estamos hablando de un ambiente político muy tenso, de mucha efervescencia social, de un gobierno ilegítimo, que había llegado de un fraude electoral y es en ese contexto que se va a dar la protesta”.
Para Roberto Cea, ex Secretario de Extensión Cultural de la UES, la masacre del 30 de julio se enmarca dentro del contexto de la lucha de clases.
“La dictadura militar que hoy está en Honduras, los gorilas que nunca van a cambiar, tenían que invadir la Universidad, pero ya lo habían hecho el 19 de julio de 1972. Los muchachos de aquella época querían democratizar al país de forma participativa, eso es lo que debemos rescatar dentro de la memoria”, afirma.
El 30 de julio dentro del colectivo universitario
A partir del 30 de julio de 1975, todos los años, los universitarios realizan diversas actividades para conmemorar ese día. Aunque el 30 de julio no figura dentro de la legislación universitaria como una fecha a conmemorar, año con año, se realizan diferentes actividades para recordar el día en que los universitarios defendieron la autonomía universitario y desafiaron el poder militar.
Las formas de manifestar el sentimiento de la comunidad universitaria sobre los hechos que llenaron de luto la casa de Minerva son diversas. Tradicionalmente, todos los años, las diferentes asociaciones estudiantiles de la Universidad, acompañadas por autoridades universitarias, estudiantes, docentes y trabajadores marchan hacia el paso a dos niveles donde ocurrió la masacre.
La jornada comprende la realización de una vigilia, la cual incluye un acto ecuménico, así como un festival artístico en el que han participado diferentes agrupaciones nacionales y extrajeras.
En los últimos años, a este encuentro con la historia han asistido Los Guaraguao, Luis Enrique Mejía Godoy, Xolotl, Exceso de Equipaje y Yolocamba Ita, entre otros.
Para Roberto Cea, quien estuvo presente en la marcha del 30 de julio de 1975, este día así como de las intervenciones militares sufridas por la Universidad a lo largo de su historia, forman parte de la memoria histórica de la institución y de la identidad de los universitarios.
La tradicional marcha
Todos los años los estudiantes participan de forma activa en los preparativos de la tradicional marcha del 30 de julio. Cada asociación se responsabilizan de realizar sus respectivas mantas, pancartas o de trabajar en la logística de la vigilia.
“Nosotros empezamos a hacer pancartas. Los alumnos nos ayudan y participan en los actos o con su presencia. El trabajo se hace de forma conjunta, algunos se encargan de realizar las letras de las pancartas, otros las decoran o trabajan en la organización de los actos que se realizan durante la marcha”, afirma Ricardo Araujo, miembro de la Asociación de Estudiantes de Ciencias Agronómicas, ASECAS.
“El sentimiento que genera ir a la marcha en primer lugar es recordar las luchas sociales e identificarnos como organizaciones que tienen tendencia izquierdista. Además de demostrar que a pesar de la represión que ha existido contra este tipo de organizaciones siempre se han mantenido en pie. A pesar de los años y de que las coyunturas cambian siempre hay que seguir manteniendo nuestra identidad”, afirma José Mauricio López, Secretario General de la Asociación de Estudiantes de Ingeniería y Arquitectura.
Para Javier Díaz, Vicepresidente de la Asociación Juventud Odontológica Salvadoreña, JOS, “la marcha se realiza para rendir un tributo, en memoria al esfuerzo y entrega que tuvieron los compañeros universitarios que fallecieron en esa marcha. En ese momento fueron causas justas por las que se pelearon”.
Qué significa el 30 de julio para el movimiento estudiantil
Según José Mauricio López, Secretario General de la asociación de Estudiantes de Ingeniería y Arquitectura, ASEIAS, “el 30 de julio para nosotros significa un recordatorio de la represión que la Universidad vivió en la década de los años 70’s y 80`s. y no dejar morir las luchas sociales en las que la Universidad de El Salvador se vio involucrada”.
Ricardo Araujo de la Asociación de Estudiantes de Ciencias Agronómicas, ASECAS, afirma que el 30 de julio es “una fecha en la cual nosotros tratamos de hacer énfasis en lo que pasó ese día”.
Por su parte, Javier Díaz, Vicepresidente de la Asociación Juventud Odontológica Salvadoreña, sostiene que “el 30 de julio es una fecha donde se conmemora una de las representaciones estudiantiles en aquellos tiempos más organizadas. Ese fue un ejemplo la organización que debemos mantener cada una de las asociaciones que pertenecemos a la comunidad universitaria”.
Una de las razones que según Ricardo Argueta mantienen viva la memoria del 30 de julio es precisamente que el colectivo más afectado fue el sector estudiantil.
“La marcha del 30 de julio fue encabezada por las organizaciones estudiantiles y los cuerpos de seguridad reprimieron esa marcha, no invaden el campus y lo cierran como ocurrió en el 72. Entonces los que mantienen vivo ese recuerdo es el colectivo más grande, dinámico y joven, por eso el 30 de julio aparece de manera recurrente cada año y los estudiantes lo mantienen a flor de piel.”.
Monumento y murales conmemorativos
Además de la tradicional marcha, monumentos y murales que se encuentran en el campus recuerdan a las nuevas generaciones que el 30 de julio de 1975, forma parte de la memoria universitaria.
El 30 de agosto de 2005, la Universidad de El Salvador develó un monumento en memoria de los estudiantes, mujeres y hombres que fueron masacrados o desaparecidos el 30 de julio de 1975. El monumento fue develado dentro de los esfuerzos de rescate de la memoria histórica de la Universidad de El Salvador impulsado por las autoridades universitarias.
El monumento consta de dos manos izquierdas (una de hombre y otra de mujer) para representar a los hombres y mujeres que murieron el trágico 30 de julio de 1975. Al centro tiene un agujero, una especie de mirilla que permite ver desde la Universidad de El Salvador hacia la Avenida Mártires del 30 de Julio, lugar donde ocurrió la masacre.
La construcción del monumento fue gestionada por una comisión de la Asamblea General Universitaria (AGU) durante el período 2003-2005. El monumento fue inaugurado cuando fungía como presidente de ese organismo el actual Rector, Ing. Rufino Quezada.
De igual forma, al recorrer el campus, se pueden observar murales conmemorativos. Por ejemplo, en las Facultades de Ciencias Agronómicas, así como Ingeniería y Arquitectura los miembros de las asociaciones estudiantiles han elaborado murales en memoria de los estudiantes muertos y desaparecidos el 30 de julio.
“El objetivo del mural es recordar a la comunidad universitaria y en especial a las personas que murieron de esta facultad en el 30 de julio. Los rostros que están pintados ahí son de compañeros que murieron en esa marcha”, sostiene Mauricio López.
También en los alrededores de la cafetería central de la UES se encuentra un mural elaborado por el gremio estudiantil UERS 30.
Pendiente una investigación sobre el 30 de julio de 1975
A la fecha no existe una investigación completa sobre los hechos ocurridos el 30 de julio de 1975, aunque la inquietud de investigar y deducir responsabilidades ha estado presente dentro de las autoridades universitarias. El 10 de septiembre del año 2004, la Asamblea General Universitaria (AGU) acordó solicitar una investigación de la masacre del 30 de julio.
En el acuerdo No.45/2003-2005 literalmente dice:
“1) Adquirir el compromiso de crear las condiciones para que la Universidad de El Salvador, pueda presentar una demanda en contra del Estado de El Salvador, por la masacre del 30 de julio de 1975.
2) Encomendar a la Fiscalía General y a la Defensoría de los Derechos de los Miembros de la Comunidad Universitaria de la UES, para que investiguen y documenten la masacre del 30 de julio de 1975, para presentar demanda ante instancias nacionales e internacionales”.
Según la Defensora Adjunta de la Universidad de El Salvador, Licda. Claudia Melgar de Zambrana, la iniciativa tenía como objetivo presentar una denuncia a nombre de la Universidad ante un organismo internacional. Sin embargo, cuando se reunieron con expertos del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), organización de defensa y promoción de los derechos humanos en el hemisferio americano, descubrieron que el proceso no sería sencillo.
“Nos planteaban que ellos tenían que ver que se habían agotado las instancias para hacer justicia interna y si nosotros lográbamos recopilar que las denuncias habían estado interpuestas en su momento y que la policía ni la fiscalía habían hecho nada, eso ya era prueba de que no se había querido abrir la investigación”, sostiene Sermeño.
La funcionaria aclara que para presentar este tipo de denuncias se requiere realizar una investigación compleja, a fin de contactar a los familiares de las víctimas y conocer si en su momento fueron presentadas las denuncias o no.
Asimismo, se requiere la conformación de un equipo multidisciplinario de trabajo para investigar y documentar el caso. A la fecha la Universidad no ha realizado un estudio exhaustivo sobre el caso y tampoco ha presentado una denuncia a nivel internacional por los hechos ocurridos el 30 de julio de 1975.
A la necesidad de investigar la masacre estudiantil, el historiador Ricardo Argueta agrega la falta de una política de memoria de la Universidad de El Salvador.
“La Universidad podría tener dentro de sus planes de trabajo una parte encaminada a la política de memoria… a fin de que todos los acontecimientos que tienen importancia en la relación de la Universidad con el Estado no queden en el olvido”.

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Al Concejo Municipal de Santa Ana: reivindiquen la memoria de nuestras víctimas... reconstruyan su monumento...

Monumento a las victimas civiles del conflicto

Monumento a las victimas civiles del conflicto
Las víctimas civiles de la guerra viven en nuestra memoria con la fuerza de la verdad, muchas veces oculta por sus propios asesinos, que permanecerán escondidos a la sombra de la impunidad...Solo la verdad y la justicia podrá llevarnos hasta el perdón y a la tan ansiada reconciliación...El horror que aquí vivimos no lo debemos olvidar, para que las futuras generaciones no repitan los errores de nuestra sociedad. Santa Ana, 25 de julio de 2007 (esta es la leyenda que rezaba la placa destruída en el monumento a las víctimas civiles del conflicto)
Ubicado en Carretera de Santa Ana hacia Metapán, cercano a la frontera con Guatemala. La construcción de monumentos a las víctimas es una forma de reparación moral, un Derecho a la Memoria, un compromiso de no repetir los crueles errores...
A menos de un año de construído, fue destrozado parcialmente, incluyendo la placa de bronce colocada con la leyenda. Es por tal razón que pedimos acompañemos este repudio moral, a quienes lo hicieron....
Ahora nuestra denuncia es por que las autoridades municipales de Santa Ana no han querido reconstruir el monumento... nuestro monumento.... aún cuando hay un convenio en el cual es responsabilidad de la comuna dar el mantenimiento.