este es un "retazo" de la entrevista al periodista Moises Urbina, sobre la firma del Acta de Nueva York, antesala de la firma de los Acuerdos de Paz el 16 de enero de 1992.
para leer la entrevista completa siga este enlace: http://archivo.elfaro.net/secciones/platicas/20070205/Platicas2_20070205.asp
Era en 1991, (...) No te puedo decir que éramos cipotes, pero éramos más jóvenes de como estamos ahora. Rafael Domínguez y yo éramos los que estábamos de Teleprensa. Era la primera vez que íbamos a Nueva York. ¡Te podés imaginar en la inmensidad de la Gran Manzana a dos indios Maríos caminando por las calles con una cámara, tratando de cubrir uno de los momentos más importantes! Veníamos de una ofensiva, de una guerra de 12 años que había dejado 75 mil muertos. El compromiso que sentía en la espalda era bastante grande. Pasábamos todos los días en las Naciones Unidas.
En un pequeño pasillo pasamos los 15 días, desde las 9:00 de la mañana, hasta las 9:00 ó 10:00 de la noche, hasta que las comisiones se iban. El 31 de diciembre habíamos pasado desde las 10:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde, todos los de prensa internacional dijeron: “¡Bueno cuídense! Hay que ir a celebrar el año nuevo con la familia. Esto no va a salir hoy, y si sale le vamos a hablar a la gente de Naciones Unidas”. Se fueron. A las 6:00 de la tarde se fueron todos.
¿Y de prensa nacional solo iban Rafael Domínguez y vos?
Sí. Y estaba Ricardo Bracamontes, que es el que está en Concultura con la Dirección de Publicaciones. Él estaba con la YSU. Aquel creo que por ahí se quedó. Lo vimos hasta las 12:00 de la noche que ocurrió todo. Vimos pasar a la esposa del Secretario como a las 6:00 de la tarde. No llevaba una cara muy alegre.
(...)
Como a las 10:00 de la noche bajó el “Chato” Vargas y nos dijo: “¡Espérense, que aquí puede suceder algo esta noche!”. Luego, bajó alguien del FMLN, no sé si era Jovel: “¡Aguántense, puede haber algo!”.
El Secretario terminaba a las 12:00 de la noche, y si eso no se firmaba, era nuevo secretario y se corría el peligro de volver a un estado anterior al que se había llegado esa noche. Faltando 10 minutos a las 12:00 de la noche, hora de Nueva York, llegó un oficial de Naciones Unidas, y nos dijo: “¿Ustedes son de El Salvador? ¡Vénganse!”. Subimos al ascensor, y para arriba. Piso 38. Salimos del ascensor, nos metieron por la cocina, nos abrieron una puerta, entramos a la mesa, y estaba la delegación del FMLN, a la izquierda, y, a la derecha, la del Gobierno. No estaba el Secretario, solo las dos delegaciones. El doctor Calderón Sol estaba parado en la parte de atrás y también los embajadores de países amigos. Ya eran las 12:00 de la noche y el Secretario ya no era el Secretario. A lo encantado, a lo mágico, el tiempo fue detenido para que pudiese darse la lectura y la firma del acuerdo.
(...)
¿Esa es la anécdota que dicen que retrasaron el reloj una hora?
Lo detuvieron. Pararon el tiempo, y aquí son las 12:00 de la noche todavía, y no ha pasado nada. Llegó el Secretario, se sentó. Corría toda la gente en Naciones Unidas porque el personal de televisión y radio se había ido a sus casas para celebrar el fin de año. El Secretario comenzó a leerlo: “El FMLN y el gobierno de El Salvador acuerdan el cese de las hostitilidades”… Todo el documento. No duró más de 10 minutos. Yo estaba con la cámara. No llevábamos camarógrafo. Yo le hacia cámara a Rafael, y él me hacía cámara a mí. Yo estaba en ese momento con la cámara, y le dije que me la agarrara porque estaba temblando. La agarró. Yo chillaba a moco tendido y no quería estar detrás del visor de la cámara, sino que quería verlo.
En un pequeño pasillo pasamos los 15 días, desde las 9:00 de la mañana, hasta las 9:00 ó 10:00 de la noche, hasta que las comisiones se iban. El 31 de diciembre habíamos pasado desde las 10:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde, todos los de prensa internacional dijeron: “¡Bueno cuídense! Hay que ir a celebrar el año nuevo con la familia. Esto no va a salir hoy, y si sale le vamos a hablar a la gente de Naciones Unidas”. Se fueron. A las 6:00 de la tarde se fueron todos.
¿Y de prensa nacional solo iban Rafael Domínguez y vos?
Sí. Y estaba Ricardo Bracamontes, que es el que está en Concultura con la Dirección de Publicaciones. Él estaba con la YSU. Aquel creo que por ahí se quedó. Lo vimos hasta las 12:00 de la noche que ocurrió todo. Vimos pasar a la esposa del Secretario como a las 6:00 de la tarde. No llevaba una cara muy alegre.
(...)
Como a las 10:00 de la noche bajó el “Chato” Vargas y nos dijo: “¡Espérense, que aquí puede suceder algo esta noche!”. Luego, bajó alguien del FMLN, no sé si era Jovel: “¡Aguántense, puede haber algo!”.
El Secretario terminaba a las 12:00 de la noche, y si eso no se firmaba, era nuevo secretario y se corría el peligro de volver a un estado anterior al que se había llegado esa noche. Faltando 10 minutos a las 12:00 de la noche, hora de Nueva York, llegó un oficial de Naciones Unidas, y nos dijo: “¿Ustedes son de El Salvador? ¡Vénganse!”. Subimos al ascensor, y para arriba. Piso 38. Salimos del ascensor, nos metieron por la cocina, nos abrieron una puerta, entramos a la mesa, y estaba la delegación del FMLN, a la izquierda, y, a la derecha, la del Gobierno. No estaba el Secretario, solo las dos delegaciones. El doctor Calderón Sol estaba parado en la parte de atrás y también los embajadores de países amigos. Ya eran las 12:00 de la noche y el Secretario ya no era el Secretario. A lo encantado, a lo mágico, el tiempo fue detenido para que pudiese darse la lectura y la firma del acuerdo.
(...)
¿Esa es la anécdota que dicen que retrasaron el reloj una hora?
Lo detuvieron. Pararon el tiempo, y aquí son las 12:00 de la noche todavía, y no ha pasado nada. Llegó el Secretario, se sentó. Corría toda la gente en Naciones Unidas porque el personal de televisión y radio se había ido a sus casas para celebrar el fin de año. El Secretario comenzó a leerlo: “El FMLN y el gobierno de El Salvador acuerdan el cese de las hostitilidades”… Todo el documento. No duró más de 10 minutos. Yo estaba con la cámara. No llevábamos camarógrafo. Yo le hacia cámara a Rafael, y él me hacía cámara a mí. Yo estaba en ese momento con la cámara, y le dije que me la agarrara porque estaba temblando. La agarró. Yo chillaba a moco tendido y no quería estar detrás del visor de la cámara, sino que quería verlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario