(...) Sánchez Cerén, probablemente, era el más emotivo de la delegación del FMLN, con las lágrimas corriendo. Ana Guadalupe, que hace como un mes me dijo que ella no sabía qué iba a ocurrir, porque tenía tres hijas y terminaba la guerra y tenía que llegar a El Salvador, y de qué vivía y qué hacía. Joaquín Villalobos tenía una cara sonriente. Me vine a enterar de que él fue el que le puso el último paro antes de firmar. Este se pudo firmar como a las 10:00, 11:00 de la noche, pero él quiso asegurarse de qué iba suceder con los combatientes del FMLN, y no había quedado en ninguna parte récord de qué sucedía con ellos, o cómo se les iba a dar una oportunidad de trabajo, manutención, lo que fuera.
Yo pensé que “el Chato” Vargas iba a estar con el rostro descompuesto. Era el ejército terminando un conflicto. No tenía lágrimas, pero si tenía los ojos húmedos, vidriosos; pero no era temor. Era el momento. De ahí las cosas fueron súper rápidas. Salimos corriendo los dos hacia la primera planta. Había cuatro cabinas de teléfonos, una no servía. Nunca sirvió. Ricardo Bracamonte apareció para hacer la llamada. Aquel creo que se fue por AT&T, yo me fui por Sprint porque no había celulares, no había nada. Le supliqué a la operadora que viera por dónde diablos metía la llamada. Es para hablar a El Salvador y decir que la paz se ha firmado. “¡A bueno permítame!”. Dice que probó por el Caribe, por México, Sur América. Europa, y las llamadas no caían. 1:00 de la mañana allá, 12:00 de la noche acá. Todo mundo llamando de aquí para allá. No cayó la llamada. A Rafael sí le cayó. El vigilante le dijo que se acababan de ir Cecilia y Guillermo (De León). Les dijo que se los iba a conseguir por radio, porque no había celulares en ese momento. Guillermo y Cecilia estaban por la Zona Rosa cuando les avisaron, dieron la vuelta, y se regresaron al canal. Aquella medio se echó maquillaje y polvo, Guillermo encendió las luces, el equipo, él puso el casette, le dio grabar, tiró la presentación y salió Cecilia. Y de ahí todo lo demás que vimos por televisión.
Yo pensé que “el Chato” Vargas iba a estar con el rostro descompuesto. Era el ejército terminando un conflicto. No tenía lágrimas, pero si tenía los ojos húmedos, vidriosos; pero no era temor. Era el momento. De ahí las cosas fueron súper rápidas. Salimos corriendo los dos hacia la primera planta. Había cuatro cabinas de teléfonos, una no servía. Nunca sirvió. Ricardo Bracamonte apareció para hacer la llamada. Aquel creo que se fue por AT&T, yo me fui por Sprint porque no había celulares, no había nada. Le supliqué a la operadora que viera por dónde diablos metía la llamada. Es para hablar a El Salvador y decir que la paz se ha firmado. “¡A bueno permítame!”. Dice que probó por el Caribe, por México, Sur América. Europa, y las llamadas no caían. 1:00 de la mañana allá, 12:00 de la noche acá. Todo mundo llamando de aquí para allá. No cayó la llamada. A Rafael sí le cayó. El vigilante le dijo que se acababan de ir Cecilia y Guillermo (De León). Les dijo que se los iba a conseguir por radio, porque no había celulares en ese momento. Guillermo y Cecilia estaban por la Zona Rosa cuando les avisaron, dieron la vuelta, y se regresaron al canal. Aquella medio se echó maquillaje y polvo, Guillermo encendió las luces, el equipo, él puso el casette, le dio grabar, tiró la presentación y salió Cecilia. Y de ahí todo lo demás que vimos por televisión.
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