CONTRA LA IMPUNIDAD

“(…) un ejemplo claro del rechazo de las conclusiones de la Comisión de la Verdad lo constituyó la aprobación de una amplia ley de amnistía pocos días después del Informe de la Comisión. La celeridad con que esta ley se aprobó en la Asamblea Legislativa puso de manifiesto la falta de voluntad política de investigar y llegar a la verdad mediante medidas judiciales y castigar a los culpables”.
Kofi Annan, en su balance final del llamado proceso de paz salvadoreño"

martes, 3 de febrero de 2009

Mas cenizas de Izalco (1932)





A raíz de que en el blog de nuestro amigo: Edgardo Amaya Cóbar él ha publicado comentarios sobre la nota del antiguo lugarteniente de la banca salvadoreña, sobre el etnocidio de campesinos indigenas en Izalco 1932; no deja de ser un importante retazo para la historia el reproducir ambos artículos (tanto el de Edgardo, como el de Claudio de Rosa)
Memoria para la historia pretende dejar abierto el debate sobre la masacre de 1932, en el sentido que si ha de reescribirse la historia, ésta nueva historia, ni puede volver a ignorar el relato de las víctimas, sus descendientes, su verdad, su vivencia, su denuncia y reclamo de justicia... Busquemos responsables, a partir de que sean individualizados quienes dispararon, quienes ejecutaron, quienes masacraron y en nombre de qué....
“La responsabilidad de esta horrorosa masacre de 1932, se debió en parte... a la táctica izquierdista de Fernández Anaya (fundador y secretario general del PCS en aquel momento)(...)Con esta información, de ellos mismos, habrá que reescribir la historia de la masacre campesina de 1932. ..."

El día lunes 2 de enero de 2009, La Prensa Gráfica públicó la columna intitulada "Los comunistas y la masacre de 1932" elaborada por Claudio de Rosa.Luego de leerla, lo primero que me pregunté fue: ¿por qué y cómo el economista y exdirector de la Asociación Bancaria de El Salvador, el chileno nacionalizado salvadoreño Claudio de Rosa -ahora también va de entrevistador y periodista- aparece de repente como experto en historia de El Salvador? Además, abordando un tema que involucra al extinto Partido Comunista Salvadoreño, cuando casualmente, el clivaje del anticomunismo es un caballito de batalla de la derecha en el actual proceso eleccionario que vivimos. De entrada, el asunto no es inocente ni espontáneo.1932 y, particularmente Izalco, son los simbolos de dos versiones históricas de El Salvador: la de una dictadura sanguinaria que aplastó un levantamiento campesino con un saldo de entre 10 mil a 30 mil muertos, por un lado, o la de la derrota del comunismo por otro. Está claro por qué el partido en el gobierno arranca sus campañas en dicho lugar: "El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán.." dice su anacrónico himno. Semejante acontecimiento, en un contexto con mayor conciencia moral y tolerancia podría ser objeto de señalamientos por delitos de incitación al odio o apología del genocidio.El señor de Rosa, cita una de las fuentes a la que también recurrió el amplio, riguroso y serio estudio sobre la matanza del 32 hecho por Erick Ching y Héctor Lindo-Fuentes y Rafael Lara Martínez, el cual, revisando los archivos de la KGB dio cuenta de la influencia de la antigua URSS en el movimiento revolucionario salvadoreño de fines de la década del 20 e inicios de la década del 30, cuestión que había sido planteada previamente en otros estudios como el de Anderson. Así que de primicia, la nota del señor de Rosa no tiene nada. Yesterday news. Por lo que su difusión, más bien parece interesada.La nota en comento, parte de la siguiente versión: había un descontento en la población como resultado de la Gran Depresión, lo que fue aprovechado por los comunistas para "(...) para agitar a los campesinos, quienes terminaron siendo la carne de cañón de la 'masacre' de enero de 1932. Los señalamientos siempre han apuntado al régimen de Hernández Martínez, ocultando la otra cara de la moneda." (¿Por qué entrecomilló la palabra masacre? ¿Duda de que hubo una?)El autor incluso, cual autoridad en la materia, indica la necesidad de reescribir la historia (¿estará pensando en los hermanos Galeas?)Lo que las investigaciones como la de Ching, Lindo-Fuentes y Lara Martínez han mostrado es que el levantamiento tenía un fuerte caracter reinvindicativo de las comunidades campesino-indígenas por la propiedad de la tierra, que reclamaban la deuda histórica del arrebatamiento de los ejídos comunales con la reforma liberal de 1881, es decir, era un movimiento de raíces étnicas, no ideológicas, por lo que se pone en duda la verdadera capacidad de influencia de los comunistas sobre el levantamiento, aunque se reconoce el intento de éstos por cooptar la lucha en marcha hacia sus agendas. Dicho coloquialmente: por ponerse delante de la procesión que ya venía. O de otra forma: los campesinos no fueron simples tontos útiles que sirvieron de "carne de cañon" al servicio de intereses comunistas que sugiere el señor de Rosa.Lo que me parece chocante y hasta infame, es el velado ánimo exculpatorio y hasta justificante del autor respecto de la dictadura de Martínez y de los miles de muertos acecidos por su represión (¿Simpatía entre colegas, quizas?) Tan reprochables y condenables son las víctimas del levantamiento, como la desproprorción de la respuesta estatal a los acontecimientos que colocó a El Salvador en el triste mapa de las matanzas latinoamericanas.Esta posición deriva de un discurso por el cual, en una situación revolucionaria, "son ellos o nosotros" y bajo tal justificación, cualquier exceso es legítimo. Es el mismo discurso que la extrema derecha histórica ha blandido como defensa para pretender justificar y hasta legitimar la brutal violencia política de fines de los 70 y durante los 80 contra opositores políticos y población civil. Un discurso carente de cualquier fundamentación o consideración ética. ¿Qué nos dice de Operación Cóndor?, señor de Rosa, ¿cuál es su opinión?Un segundo, aspecto que se deriva del análisis del discurso es atribuir a causas externas el levantamiento, negando la efervescencia existente en el campesinado gestada por siglos de injusticia. El autor les convierte en víctimas culpables: ¿quién los mandó a meterse en líos?Me parece una columna lamentable y atentatoria conta la memoria histórica de nuestro pueblo, espero que la academia reaccione frente a esta devaluación del pasado.



Los comunistas y la masacre de 1932
“La responsabilidad de esta horrorosa masacre de 1932, se debió en parte... a la táctica izquierdista de Fernández Anaya, y en parte al sometimiento disciplinario del camarada (Farabundo) Martí al Comité Ejecutivo del partido...”
Escrito por Claudio M. de Rosa/ Columnista de LA PRENSA GRÁFICA

La Gran Depresión de 1929 golpeó fuertemente a la economía salvadoreña y profundizó las precarias condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población, lo que en los años posteriores fue aprovechado por el Partido Comunista Salvadoreño (PCS) para agitar a los campesinos, quienes terminaron siendo la carne de cañón de la “masacre” de enero de 1932. Los señalamientos siempre han apuntado al régimen de Hernández Martínez, ocultando la otra cara de la moneda. Sin embargo, la verdad salió a la luz, luego del derrumbe del mundo comunista, cuando los archivos secretos rusos fueron liberados.



En el informe “secreto” rendido por los camaradas de El Salvador al Buró del Partido Comunista de la Unión Soviética, Santa Ana, El Salvador, septiembre de 1936, página 2; copia en posesión de la Academia de la Historia de El Salvador, dice: “Anulada la acción cívica del proletariado por la represión gubernamental, las masas, heridas en sus derechos políticos y sociales, y en buena parte en sus ansias de mejoramiento económico y partidarista con la caída tan prematura de su caudillo Araujo del Poder, fueron campo propicio para la difusión rápida de la propaganda comunista hacia la toma del poder político por el proletariado, que culminó el 22 de enero de 1932”.



Efectivamente, las condiciones socioeconómicas de la mayor parte de la población eran precarias y propicias para un levantamiento azuzado por los comunistas. El diario El Día señalaba en 1932: “La alimentación de los campesinos y trabajadores del campo debe ser mejorada... Dos tortillas y un poco de frijoles no es bastante para conservar la plenitud de la vida física... El trabajo sería más eficiente si nuestro pueblo no se desnutre... Habría también que proporcionar habitaciones higiénicas. No es posible la vida normal durmiendo en el suelo, a campo raso o en un infeliz tapesco”.



En ese entorno, los comunistas pugnaron por encabezar la insurrección e imponerle los lineamientos de las Internacionales Socialistas, para derrocar el sistema capitalista y establecer la dictadura del proletariado en El Salvador. Si bien el PCS ha negado reiteradamente su participación, los informes muestran lo contrario. Sus acciones desestabilizadoras se manifiestan en el informe de Ismael Hernández, secretario general, en representación del Comité Ejecutivo Nacional, Sección de El Salvador, del Socorro Rojo Internacional, carta informe nº 234, enviada al Buró del Caribe de la Internacional Comunista, el 22 de noviembre de 1931: “En Sonsonate especialmente los camaradas, solo hablan ya de insurrección, no creemos del caso perder la acción de esa fuerza contenida, sino que esperamos, ligarla más y no hacerla que aborte desconectada... Es de creerse que si el CC contara con 10,000 ó 15,000 dollares, la acción revolucionaria no tardaría dos meses en desatarse”. En carta informe nº 235 de Hernández, del 29 de noviembre de 1931, manifiesta: “Aquí se necesita de fondos, bastantes, suficientes, lo mismo que si es posible deben estudiar algo más efectivo, la benida (sic) de materiales de guerra... Pero como ya... lo hemos hecho notar, que lo que necesitamos es dinero... para ver de no malograr el trabajo con una Insurrección prematura”. Claramente, el PCS tenía organizada la acción subversiva y esperaban iniciar el levantamiento hacia fines de enero de 1932, tal como sucedió.



Lo más revelador del informe de septiembre de 1936, página 3, es el señalamiento de responsabilidades según el PCS: “La responsabilidad de esta horrorosa masacre de 1932, se debió en parte... a la táctica izquierdista de Fernández Anaya (fundador y secretario general del PCS en aquel momento), y en parte al sometimiento disciplinario del camarada (Farabundo) Martí al Comité Ejecutivo del partido... la causa principal de la masacre fueron los errores tácticos del Comité Central Ejecutivo, primero por enviar delegaciones a los departamentos integradas por elementos enfermos de liderismo... (donde) la labor de estos delegados fue más oportunista, toda vez que explotaron la buena fe de los campesinos, vivieron largo tiempo a expensa de éstos, llegando varios de ellos al grado de intentar forzar a las hijas de los referidos camaradas. En esas regiones, para no ser criticados por sus bajas acciones, cambiaron a los camaradas que formaban los comités por compañeros honrados, es cierto, pero que carecieron de preparación revolucionaria, (porque) no fueron capaces de delatarlos”.

Los informes “secretos” de los propios comunistas salvadoreños a su casa matriz, el Buró del Partido Comunista de la Unión Soviética, es totalmente diferente a la que cuentan sus líderes y escritores de izquierda. Con esta información, de ellos mismos, habrá que reescribir la historia de la masacre campesina de 1932.



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Al Concejo Municipal de Santa Ana: reivindiquen la memoria de nuestras víctimas... reconstruyan su monumento...

Monumento a las victimas civiles del conflicto

Monumento a las victimas civiles del conflicto
Las víctimas civiles de la guerra viven en nuestra memoria con la fuerza de la verdad, muchas veces oculta por sus propios asesinos, que permanecerán escondidos a la sombra de la impunidad...Solo la verdad y la justicia podrá llevarnos hasta el perdón y a la tan ansiada reconciliación...El horror que aquí vivimos no lo debemos olvidar, para que las futuras generaciones no repitan los errores de nuestra sociedad. Santa Ana, 25 de julio de 2007 (esta es la leyenda que rezaba la placa destruída en el monumento a las víctimas civiles del conflicto)
Ubicado en Carretera de Santa Ana hacia Metapán, cercano a la frontera con Guatemala. La construcción de monumentos a las víctimas es una forma de reparación moral, un Derecho a la Memoria, un compromiso de no repetir los crueles errores...
A menos de un año de construído, fue destrozado parcialmente, incluyendo la placa de bronce colocada con la leyenda. Es por tal razón que pedimos acompañemos este repudio moral, a quienes lo hicieron....
Ahora nuestra denuncia es por que las autoridades municipales de Santa Ana no han querido reconstruir el monumento... nuestro monumento.... aún cuando hay un convenio en el cual es responsabilidad de la comuna dar el mantenimiento.