el 7 de mayo de 1980, menos de dos meses después del asesinato, se efectuó un allanamiento en una finca en la que se detuvo a doce militares y doce civiles, quienes fueron acusados de conspiración para derrocar al gobierno por medio de un golpe de Estado. Entre los detenidos se encontraba el Mayor Roberto D'Aubuisson. En dicho allanamiento se secuestró documentación aparentemente relacionada con la ejecución de Monseñor Romero que, sin embargo, no fue remitida al Juez a cargo de la investigación. Sostienen que el Mayor D’Aubuisson, apoyado por la Fuerza Armada, condujo una campaña ante la opinión pública para acusar a la guerrilla del homicidio para desviar sus responsabilidades. (leer mas...)
CAPITULO VII, LA GUERRA HA COMENZADO
El Rostro de la Revolución
Retazo tomado de:
"Jimmy Carter hizo lo que los comunistas no pudieron hacer" decía un oligarca en su suntuoso exilio de Florida. "El trajo el socialismo a El Salvador. Destruyo nuestro sistema de libre empresa. Dijo: 'Si quieren nuestro dinero, nuestras armas, entonces dividan la tierra y que se pudran los hombres que la hicieron prosperar'. Era chantaje y funciono".
Por "socialismo", la oligarquía quería decir la reforma agraria. Pero aun cuando se amargaban, de ningún modo estaban resignados a su suerte. El 2 de mayo de 1980, la radioemisora estatal reportó en San Salvador que un intento de golpe de Estado de la derecha se había frustrado. El héroe de la oligarquía, el mayor retirado D'Aubuisson, era de nuevo el punto focal del complot. Había difundido un video-tape en los cuarteles militares de todo el país, denunciando a dos miembros de la junta
—Adolfo Arnoldo Majano, el coronel liberal, y José Antonio Morales Ehrlich, el demócrata-cristiano— como comunistas. Informes extraoficiales indicaron en ese momento que D'Aubuisson tenía un apoyo significativo dentro del ejercito. EI golpe había sido detenido en el ultima momento.
El 8 de mayo, D'Aubuisson fue capturado en una propiedad cerca de Santa Tecla, a doce kilómetros de la capital, junto con veintitrés co-conspiradores, incluyendo a oficiales en servicio activo. Las tropas que los arrestaron, confiscaron una maleta llena de documentos: recibos de pagos a oficiales de la Policía Nacional; comprobantes de compra de armas; planes que implicaban a prominentes terratenientes en el complot golpista y, en un pedazo de papel de un hotel de Miami, evidencia de que D'Aubuisson había participado en el asesinato de Monseñor Romero. // Esta version es sostenida por el Coronel Majano y el ex-Embajador White// .
Las tropas llegaron justo en el momento en que el Mayor estaba tratando desesperadamente de tragarse uno de los papeles. La orden para la captura de D'Aubuisson habia sido emitida por el Coronel Majano, el hombre elegido por el movimiento de la juventud militar para incorporarse a la junta en octubre de 1979. Para Majano, todavía comprometido con el proceso reformista, D'Aubuisson representaba todo lo que aborrecía como amenaza a la integridad básica del ejercito. Era el memento para una acción definitiva. Pero Majano había juzgado muy mal su propia fuerza.
El 9 de mayo, un día después del arresto de D'Aubuisson, toda la oficialidad del ejército salvadoreño —700 hombres en total— se reunió para una asamblea nacional. En una acción que envió un poderoso mensaje a cualquiera resuelto a purgar a la derecha, votaron por remover a Majano de su posición como Comandante en Jefe del Ejército. En su lugar, nombraron al colega de la junta, Coronel Abdul Gutiérrez, el blando administrador y admirador del inflexible Ministro de Defensa, Coronel Guillermo García.
Muchas personas todavía creyeron que la remoción de Majano era una concesión para aquellos que querían la liberación de D'Aubuisson y que, a cambio, D'Aubuisson sería llevado a juicio. Pero el retirado Mayor se había convertido en una causa celebre de la derecha. Mujeres de tacones altos pusieron piquetes frente a la residencia del Embajador White, que había hablado pública y fuertemente contra los vínculos de D'Aubuisson con los escuadrones de la muerte y los oligarcas en el exilio. Portaban pancartas que decían "White es rojo", "Manden a White a Cuba" y "Liberen a D'Aubuisson", hasta que los marines estadounidenses que estaban de guardia lanzaron granadas de gas lacrimógeno y dispersa-ron a los manifestantes.
De acuerdo a informes, algunas medidas militares se unieron al coro de demandas por la liberación de D'Aubuisson, y el alto mando del ejército sesiono con la junta durante toda una noche para discutir las siguientes medidas a tomar. Solo los demócrata-cristianos continuaron exigiendo que D'Aubuisson fuera llevado a juicio; amenazaron con renunciar si no era juzgado.
El 13 de mayo, D'Aubuisson y sus co-conspiradores fueron liberados bajo las ordenes de un Mayor del ejército designado como fiscal especial en el caso —y luego de consultar con el Ministro de Defensa. El anuncio decía que no había suficiente evidencia para mantener a D'Aubuisson mas allá del límite de setenta y dos horas establecido por la ley salvadoreña. Ningún caso fue jamás presentado. No se dijo nada mas acerca de los documentos confiscados que D'Aubuisson se había tratado de comer. No hubo compromiso. La derecha se los había llevado.
El partido Demócrata-Cristiano se reunió en una sesión de emergencia al siguiente día. Después de siete horas y media de liberación, se retractaron de su amenaza de renunciar, en una repetición de febrero de 1980, cuando D'Aubuisson fue implicado en el asesinato de Mario Zamora. Una vez más, D'Aubuisson logro su propósito: mientras la composición de la junta permanecía igual, Majano y los demócrata-cristianos eran expuestos, en el mejor de los casos, como adornos impotentes. De hecho, Majano, al ser entrevistado bastante después de estos sucesos de mayo, denunció que "Duarte prefirió dar la impresión de impotencia, pero en realidad nunca trato de desenmascarar a los responsables de los escuadrones de la muerte".
Por "socialismo", la oligarquía quería decir la reforma agraria. Pero aun cuando se amargaban, de ningún modo estaban resignados a su suerte. El 2 de mayo de 1980, la radioemisora estatal reportó en San Salvador que un intento de golpe de Estado de la derecha se había frustrado. El héroe de la oligarquía, el mayor retirado D'Aubuisson, era de nuevo el punto focal del complot. Había difundido un video-tape en los cuarteles militares de todo el país, denunciando a dos miembros de la junta
—Adolfo Arnoldo Majano, el coronel liberal, y José Antonio Morales Ehrlich, el demócrata-cristiano— como comunistas. Informes extraoficiales indicaron en ese momento que D'Aubuisson tenía un apoyo significativo dentro del ejercito. EI golpe había sido detenido en el ultima momento.
El 8 de mayo, D'Aubuisson fue capturado en una propiedad cerca de Santa Tecla, a doce kilómetros de la capital, junto con veintitrés co-conspiradores, incluyendo a oficiales en servicio activo. Las tropas que los arrestaron, confiscaron una maleta llena de documentos: recibos de pagos a oficiales de la Policía Nacional; comprobantes de compra de armas; planes que implicaban a prominentes terratenientes en el complot golpista y, en un pedazo de papel de un hotel de Miami, evidencia de que D'Aubuisson había participado en el asesinato de Monseñor Romero. // Esta version es sostenida por el Coronel Majano y el ex-Embajador White// .
Las tropas llegaron justo en el momento en que el Mayor estaba tratando desesperadamente de tragarse uno de los papeles. La orden para la captura de D'Aubuisson habia sido emitida por el Coronel Majano, el hombre elegido por el movimiento de la juventud militar para incorporarse a la junta en octubre de 1979. Para Majano, todavía comprometido con el proceso reformista, D'Aubuisson representaba todo lo que aborrecía como amenaza a la integridad básica del ejercito. Era el memento para una acción definitiva. Pero Majano había juzgado muy mal su propia fuerza.
El 9 de mayo, un día después del arresto de D'Aubuisson, toda la oficialidad del ejército salvadoreño —700 hombres en total— se reunió para una asamblea nacional. En una acción que envió un poderoso mensaje a cualquiera resuelto a purgar a la derecha, votaron por remover a Majano de su posición como Comandante en Jefe del Ejército. En su lugar, nombraron al colega de la junta, Coronel Abdul Gutiérrez, el blando administrador y admirador del inflexible Ministro de Defensa, Coronel Guillermo García.
Muchas personas todavía creyeron que la remoción de Majano era una concesión para aquellos que querían la liberación de D'Aubuisson y que, a cambio, D'Aubuisson sería llevado a juicio. Pero el retirado Mayor se había convertido en una causa celebre de la derecha. Mujeres de tacones altos pusieron piquetes frente a la residencia del Embajador White, que había hablado pública y fuertemente contra los vínculos de D'Aubuisson con los escuadrones de la muerte y los oligarcas en el exilio. Portaban pancartas que decían "White es rojo", "Manden a White a Cuba" y "Liberen a D'Aubuisson", hasta que los marines estadounidenses que estaban de guardia lanzaron granadas de gas lacrimógeno y dispersa-ron a los manifestantes.
De acuerdo a informes, algunas medidas militares se unieron al coro de demandas por la liberación de D'Aubuisson, y el alto mando del ejército sesiono con la junta durante toda una noche para discutir las siguientes medidas a tomar. Solo los demócrata-cristianos continuaron exigiendo que D'Aubuisson fuera llevado a juicio; amenazaron con renunciar si no era juzgado.
El 13 de mayo, D'Aubuisson y sus co-conspiradores fueron liberados bajo las ordenes de un Mayor del ejército designado como fiscal especial en el caso —y luego de consultar con el Ministro de Defensa. El anuncio decía que no había suficiente evidencia para mantener a D'Aubuisson mas allá del límite de setenta y dos horas establecido por la ley salvadoreña. Ningún caso fue jamás presentado. No se dijo nada mas acerca de los documentos confiscados que D'Aubuisson se había tratado de comer. No hubo compromiso. La derecha se los había llevado.
El partido Demócrata-Cristiano se reunió en una sesión de emergencia al siguiente día. Después de siete horas y media de liberación, se retractaron de su amenaza de renunciar, en una repetición de febrero de 1980, cuando D'Aubuisson fue implicado en el asesinato de Mario Zamora. Una vez más, D'Aubuisson logro su propósito: mientras la composición de la junta permanecía igual, Majano y los demócrata-cristianos eran expuestos, en el mejor de los casos, como adornos impotentes. De hecho, Majano, al ser entrevistado bastante después de estos sucesos de mayo, denunció que "Duarte prefirió dar la impresión de impotencia, pero en realidad nunca trato de desenmascarar a los responsables de los escuadrones de la muerte".
(click en la imagen para ir a documento de maiz...)
Por órdenes directas del coronel Majano se realizó una operación policíaca y militar en la finca San Luis, en la ciudad de Santa Tecla, y se encontró reunido a un grupo de doce militares y doce civiles, varios de ellos en estado de ebriedad. Los capturados declararon que celebraban el Día del Soldado. Se les arrestó bajo el cargo de intento de derrocamiento al gobierno y fueron remitidos a las autoridades competentes.
El incidente quizá no hubiese sido tan grave de no haber estado en el lugar el mayor Roberto d’Aubuisson. Era una figura de la que poco se sabía aún, a pesar de sus apariciones regulares en la televisión nacional, en programas cortos en los que hablaba, sobre todo, de la necesidad desesperada de acabar con “el comunismo” y de aplicar una mano más dura a los subversivos. Cuando un escuadrón ejecutó al procurador Mario Zamora, algunos recordaron que él lo había acusado en su programa de sus contactos con los “comunistas”; cuando fue asesinado el arzobispo Romero, muchos pensaron que era bastante más que una coincidencia, y quizá fue entonces que se le tomó en serio, no sólo como un posible vocero de “la derecha” o como parte de una campaña gubernamental de propaganda. Algo interesante: después del programa contra Romero, D’Aubuisson presentó una demanda judicial contra el arzobispo; la muerte de éste evitó que prosperara.
Dice Majano:
“Entre ellos (los documentos) estaba el pequeño documento llamado Operación PINA. Se supone que se corresponde con el asesinato de monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez. Posiblemente sea PIÑA, ya que la bala explotó en el corazón del Arzobispo como una piña. Estaba en el portafolio de D’Abuisson. Y había muchos documentos más, que en esta entrevista no será el tiempo de incluir. Las acusaciones que hacen contra mí, de intento de asesinato o torturas, son completamente falsas. Nada ocurrió. Los hechos de la Finca San Luis, en conclusión, no han sido debidamente investigados hasta ahora. Tal vez ayudaría en algo”.
…
“Esa libreta famosa contenía un montón de datos que, cuando la leí, como no soy de la inteligencia, no até cabos. Pero allí había una organización pequeña de quiénes iban a hacer una misión determinada, con la fecha, que coincidía con el día de la muerte de monseñor Romero. Cuando la leyó la inteligencia norteamericana, especialistas de ellos [...] allí se descubrió eso que sale en lo de la Comisión de la Verdad”.
De momento, lo único que estuvo claro fue que había una conspiración en marcha, y presumiblemente era para dar un golpe de estado; las acusaciones del asesinato de Romero, basadas en los documentos encontrados en la operación, llegarían apenas en 1984, en las épocas en que D’Aubuisson estaba en campaña como candidato a la presidencia de la República, y sólo se daría a conocer la versión de la Comisión de la Verdad después de su muerte. (leer mas...)
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