06 de Julio de 2009
Isis Obed Murillo tenía 19 años, pero su cara era la de un niño. Su nombre será recordado con tristeza y con rabia en Honduras, porque ayer -a eso de las cuatro de la tarde y frente al aeropuerto de Tegucigalpa- un soldado cuadró su rifle, apretó el gatillo y la bala asesina -¿hay alguna que no lo sea?- entró por la nuca del muchacho.
Isis estaba allí para esperar un regreso que no se produjo. El de Manuel Zelaya, presidente de Honduras hasta que un comando del Ejército lo secuestró y lo sacó del país para, inmediatamente después, colocar en su lugar a un tal Roberto Micheletti,